En el mundo actual, el CIF y el NIF son cruciales a nivel fiscal, por lo que es importante tener claro qué significan y cuáles son sus diferencias.

CIF significa Código de Información Fiscal y surgió en los años 70, cuando la informatización empezaba a llegar a las organizaciones. Su fin era mecanizar trámites administrativos, haciendo más rápido el trabajo de identificar personas y entidades. Además, disminuía la probabilidad de error a la hora de meter datos en archivos equivocados.

Así, se decidió asignar un CIF de nueve números tanto a personas jurídicas como a entidades en general, públicas y privadas. Sin embargo, a día de hoy, el CIF ya es meramente un término coloquial.

Con la Ley de Presupuestos Generales del Estado para 1998, esto da un giro, y se establece que, toda persona física, jurídica o entidad debe contar con un NIF. A lo largo de su desarrollo, se aprobó en 1990 un real decreto que convertía el CIF en un tipo de NIF.

Finalmente, en 2008 las normales CIF y NIF se unifican en una sola. Desde entonces, la denominación oficial es NIF. Y, ¿Cómo está actualmente? Se recoge en el Real decreto 1065/2007, y en ella aparecen diferentes formas de identificación fiscal:

  • Para las personas físicas españolas, es un número basado en el DNI, con una letra mayúscula añadida, a modo de verificación. Esto debe aparecer en el propio DNI.
  • Para las personas físicas españolas que no tengan DNI, se puede solicitar voluntariamente a Hacienda un NIF. Este es el caso de personas que residan en el extranjero, o que sean menores de 14 años.
  • Para las personas físicas de nacionalidad extranjera, el NIF es el NIE (Número de Identificación de Extranjero).
  • Cuando una persona física carecía de DNI o NIE y lo obtiene finalmente, su número NIF pasa a ser sustituido por el del DNI o NIE.
  • Las personas jurídicas y entidades sin personalidad jurídica también deben solicitar NIF.
  • Además, todo aquel que realice operaciones intracomunitarias, tiene que solicitar un NIF- IVA. Con esto, se da a conocer que se es empresario o profesional, y pueden operarse los tratamientos fiscales oportunos.

El CIF y el NIF son términos que, a menudo, se intercambian en el habla. Es conveniente tenerlos claros ya que, conocer la regulación actual permite a los emprendedores cumplir responsabilidades fiscales y evitar problemas tributarios.